Novedad!
Jugo de Vidrios se complace en presentar, gracias a la invitación cariñosa de estos grandes poetas de la Instantaneidad, una nueva sección. Con ustedes:
Jugo de Vidrios se complace en presentar, gracias a la invitación cariñosa de estos grandes poetas de la Instantaneidad, una nueva sección. Con ustedes:
“Lady Godiva o la Insignificancia de la pasión amorosa”

I.
En cierta ocasión, le escribí un poema en francés a un muchacho, como si fuera una aristócrata rusa de finales del XIX, educada por unos padres letrados anarkistas y con la corta esperanza de una vida intensa. Le decía:
Cher cherubín:
Je ne sais pas comme te dire que je veux te connaître, ne laisser plus courir le temps… on dirait qu’il est une tâche incroyable on s’approcher… mais il faut faire ce dernier effort… tu me plaît, tu m’intrigues… et toi, est-ce que tu peux me regarder aux yeux et me dire que tu n’as jamais voulu passer une nuit avec moi? Peut-être, il soit trés ambitieux, mais je ne peux pas éviter te chuchoter...
—Perds-toi avec moi...
J’ai envie de passer temps en ta compagnie, seulement, et être sûre que tu n’as pas besoin de sentir, de voir comme belle est la vie dans la caresse…
J’espère ta reponse…
Debí habérselo susurrado al oído, pero aquel personaje galo no dio para más.
II.
Así que, para acabar, tomo un juego mental del protagonista de una película sobre esquizofrénicos fetichistas de la(s) personalidad(es), The Fight Club, además de la canción de los Pixies que la cierra, aunque suene a autodestrucción adolescente, para poner algo de banda sonora.
Soy la Insignificancia de Marylin …
Soy la perrería anhelada del pianista obsesionado …
Soy el celo infructuoso de una gata estéril …
Soy la Hydra en los ojos de las niñas insatisfechas …
Soy el tonteo de Maria Magdalena …