Je suis une pute

¿A qué me recuerda este lugar? A la promesa de un invierno crudo. A un mediodía aséptico a fines de septiembre, lleno de nubes que entran por la ventana. A un tiempo perdido y aún así rico en proverbios. A un matar el tiempo. A un temblor en el habla, a una parquedad en los vestuarios. A un sendero cubierto de hojas muertas, cuando ya casi nadie queda en los parques.
A la confirmación de una soledad unánime y urgente en cada desconocido que entra y sale de su casa a medio camino entre Kennington Lane y Vauxhall, al otro lado del río, al miedo dickensiano (y totalmente infundado) al hambre, al drama y al valor espúreo.
A querer llegar a todos y no querer llegar a nadie
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