Sitcom Nº1

A es un joven homosexual profesional y talentoso o tal vez solo un "overachiever" histérico. Es dueño de un elegante piso en la esquina de Santa Fé y Callao, al lado de un enorme cartel luminoso que solo anuncia publicidades subliminales. Esta en los mid-thirties; es probable que las alacenas de su baño esten atestadas de cremas anti-age y toallitas higiénicas. A viste Armanis y Guccis de saldo. Toma solo agua Perrier, y unicamente si ésta viene con el sello de seguridad. Hay una obsesión con perros afganos, viajes en cruceros gay, una agenda electrónica solo para taxis, pesadillas con papás fascistas y mamás depresivas y automedicables... Cada una de estas aficiones y fobias se interpenetran con otras aficiones y fobias de alguna otra persona, en algún otro lugar, o quizas en el mismo lugar, y este es el hilo conductor, una especie de inconciente colectivo subdividido en apartados temáticos. Los elencos serían rotativos. D, el que está con el vaso de whisky en la mano, posee un negocio de antigüedades en San Telmo, es bastante grueso y bordea los cuarenta años.Tiene un tic nervioso imposible de reprimir. En sus ratos libres es singing coach de coros de asociaciones evangelistas y publicidades radiales. J es accionista de dos teatros de la capital. Atraviesa la cincuentena con holgadez. Lleva un tupée algo despeinado y suele vestir trajes safari tipo Saville Row. Los tópicos usuales de las conversaciones versan sobre tamaños, intensidades, y olores corporales. Surge entonces este omnisciente triunvirato de locas estúpidas que apoyadas sobre una barra miran a los demás seres humanos en derredor como si fueran carne empaquetada. Potencialmente cada frase arranca las risas de un coro pago de tías y abuelas. Las similitudes con Sex & the City pueden ser obvias. En todo caso el factor disociante es el acusado, intenso deseo de morir de los protagonistas. La disco, un bar, y el piso de A son los tres escenarios de rutina, aunque de vez en cuando los servicios del bar funcionan como el remate de algunas situaciones, el momento catártico. Ocasionalmente los vasos se despegan de la barra y flotan.
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